Hoy he decidido escribir esta entrada en el blog porque me
he dado cuenta de que hay algo dentro de mí que deseo compartir. Con vosotros,
los que siempre seguís mis andanzas, con otros escritorzuelos (sin ánimo de ofender a nadie) como yo, con las
mismas inquietudes, que quizás puedan hallar algo interesante, si no útil, en
la experiencia ajena.
Este artículo podía perfectamente
haberse titulado “Cuando el pulp se encontró con el terror”, pero me pareció
demasiado trillado. Ayer se hizo pública la lista de relatos publicados en el
número 2 de la revista Planeta Neopulp. Entre ellos se encontraba (se encuentra)
“Quien se lleva a los niños malos”, relato perpetrado a cuatro manos por mi
colega y, sobre todo, amiga, Ana Morán Infiesta y un servidor.
En
ocasiones había visto historias escritas por dos autores, pero nunca había
intentado ir por semejante vía. Ocurrió un día, hablando con ella de no
recuerdo qué (o sí, pero eso queda de puertas para adentro) cuando surgió la posibilidad
de escribir una historia entre ambos. En un principio, pensé que sería difícil
aunar estilos tan diferentes y formas de enfocar las historias tan dispares,
pero el tiempo se encargó de demostrar lo contrario. Fue sencillo decidirnos
por el tema a desarrollar: la protagonista sería Liz O’Hara, detective de los
sobrenatural, protagonista de uno de los distintos “universos” creados por el
sello Morán. El escenario, los protagonistas, las premisas iniciales, partieron,
pues, de la mano de Ana. De ahí en adelante, la criatura tomó vida propia.
La
historia de misterio trata sobre un mítico y espeluznante ser que rapta y
asesina niños, se localiza en el Hollywood de los años 40. Por supuesto que el
resto tendréis que leerlo por vosotros mismos. Una vez encarrilada la trama, no
solo fue fácil llevarla hasta el final, sino provechoso. Resulta sorprendente
cuántas cosas se pueden descubrir sobre uno mismo cuando hay que fusionar las
manías propias y las ajenas. Hay que ceder y hay que convencer a la otra parte,
y eso lleva parejo una adaptación y una flexibilidad muy necesarias para
mejorar las capacidades propias.
El
resultado es un relato diferente, lleno de matices multicolores: además de pulp
y terror hay toques de novela negra, pinceladas históricas y cinematográficas. Una
creación de la que me siento muy orgulloso, tanto en la parte que salió de mí
como en la “ajena”. Un híbrido oscuro y hechizante que no os podéis perder. El libro
saldrá en breve a la venta, y aunque no tenga gran repercusión debido a que el
género pulp es minoritario, lleva dentro algo muy especial para mí.
El balance
de la experiencia fue muy positivo, el resultado muy especial. No se puede
pedir más, lo aseguro. Os esperamos a todos dentro de Planeta Neopulp nº 2. Imprescindible
para amantes del género. Sorprendente para todos.
Hasta
pronto.
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